La ceguera nocturna o nictalopía es la imposibilidad de ver por la noche. Puede ser un signo de desequilibrio en la dieta, un problema visual o una enfermedad crónica.
Existen varias señales indicativas de nictalopía: visión débil con poca luz, dificultad para ver bien cuando se conduce por la noche y un tiempo lento de reacción cuando se pasa de unas condiciones de mucha luz a condiciones de poca luz. Conducir por la noche puede ser un reto importante, debido a la intermitente presencia de los faros de otros coches y las luces de la calle. Habla con tu óptico-optometrista para saber si tienes ceguera nocturna.
Aunque la ceguera nocturna constituye una dificultad visual en sí misma, también puede ser el resultado de otros problemas. Te contamos cuáles.
Astigmatismo – Cuando la iluminación se atenúa, las pupilas de los astígmatas se abren para dejar entrar más luz y esto, debido al error refractivo que posee, puede hacer que su visión sea menos nítida que a la luz del día.
Diabetes – La ceguera nocturna puede ser un síntoma temprano de diabetes. Los altos niveles de azúcar en sangre perjudican los capilares que irrigan el ojo y sus nervios. Uno de los síntomas de retinopatía diabética son los daños en la pupila. Como resultado, el ajuste a los cambios de luz se vuelve más lento.
Cataratas – Las cataratas aumentan la sensibilidad a la luz. Haciendo que las luces que vienen de frente causen un mayor deslumbramiento.
Retinosis pigmentaria – Se trata de un trastorno de visión heredado que conduce a la degeneración progresiva de la retina. El deterioro de la visión nocturna es, a menudo, el primer síntoma de su aparición. Con el tiempo, la visión periférica también disminuye gradualmente.
Deficiencia vitamínica
Mantén tu retina sana con vitamina A y zinc. La carne roja, el pollo, las judías y las nueces son ricas en estas sustancias. Si tienes problemas de absorción de nutrientes, tu habilidad de ver por la noche también puede verse afectada.