Los chequeos visuales son un seguro de salud. En ellos se pueden descubrir problemas y ayudar a prevenir enfermedades que pueden dañar tu visión o tu bienestar. Rápidos, sencillos y sin dolor, los exámenes realizados por un especialista de la visión protegen tu vista y tu salud.
Algunas enfermedades oculares pueden ser genéticas. Las afecciones visuales hereditarias más comunes son la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma y las cataratas. La detección temprana es, con frecuencia, clave para una correcta gestión y tratamiento de las mismas y, por eso, es tan importante conocer el historial de la salud familiar.
Una dieta saludable te aporta los nutrientes, vitaminas y anti-oxidantes necesarios para ayudar a proteger tus ojos contra los daños de la luz UV y prevenir ciertos problemas oculares. El ejercicio ayuda a prevenir el sobrepeso y la tensión alta, una condición que puede dañar la visión. Estos dos factores juntos contribuyen al mantenimiento de un índice de masa corporal (IMC) saludable y previenen la diabetes, una patología que causa pérdida de visión en personas mayores.
Es importante proteger tus ojos contra los efectos potencialmente nocivos de la sobreexposición a las pantallas de los dispositivos digitales. Ajustar el brillo de las pantallas, la resolución y el contraste, hacer descansos regulares y evitar los reflejos, puede ayudar a prevenir el Síndrome Visual Informático (SVI)
Los rayos UV pueden ser tan perjudiciales para tus ojos como para tu piel (y estamos expuestos a ellos todos los días). Para la protección diaria, es recomendable que los usuarios de gafas cuenten con un filtro UV en sus lentes de vista. El factor de protección solar (E-SPF) para los ojos es imprescindible en las gafas de sol, para bloquear los rayos nocivos y evitar enfermedades.
La mayoría de las lesiones oculares pueden ser prevenidas usando la protección correcta. De acuerdo con la Academia Americana de Optometría, la mitad de las lesiones oculares que suceden tienen lugar cuando se realizan actividades cotidianas, tales como cocinar, limpiar, hacer jardinería o bricolaje. Algunos deportes y actividades de exteriores como montar en bici, esquiar o jugar al tenis, también aumentan el riesgo de lesiones oculares.