“De acuerdo con los últimos datos del “Libro Blanco de la Visión en España”, el 40% de los españoles reconoce no haberse realizado una revisión visual en el último año”
Por lo general, una revisión visual rutinaria dura aproximadamente media hora y, en ella, se comprueban diferentes elementos de tu visión.
El óptico-optometrista revisará tu agudeza visual para medir la capacidad de ver pequeños detalles a diferentes distancias. Testando la refracción del ojo, sabrá de qué forma se curva la luz dentro de la retina. La miopía, la hipermetropía y el astigmatismo son problemas visuales comunes, resultado de errores refractivos. El especialista también comprobará tu campo de visión, para saber su extensión. Todas estas comprobaciones se realizan por separado en cada ojo.
El óptico-optometrista utilizará maquinaria avanzada para calcular una serie de factores únicos de la visión de cada individuo. Tendrá en cuenta la forma de la cabeza y el tamaño, la distancia entre las pupilas, los hábitos visuales y la forma en que la persona mueve sus ojo para mirar a su alrededor. Estos parámetros pueden ser tenidos en cuenta para asegurarse de que las lentes oftálmicas están graduadas con precisión y proporcionan una visión lo más clara posible.
Las revisiones regulares a tu óptico son el mejor seguro de una visión saludable.
Los chequeos son simples e indoloros.
En estas revisiones, el óptico-optometrista realizará una serie de pruebas para evaluar tu visión a todas las distancias y para comprobar otras cosas; dificultades en la percepción de colores, por ejemplo.
¿Cómo comprobar la miopía?
Puedes comprobar si eres miope al intentar leer la matrícula de un coche situada a unos 6 metros. Si percibes las letras borrosas, probablemente eres miope y necesitas gafas.
El óptico-optometrista llevará a cabo una serie de pruebas para comprobar tu visión de lejos. Un test habitual es aquel en que pide a la persona que lea letras negras de diferentes tamaños sobre un fondo blanco situadas a unos 6 metros.