Muchas veces los niños no son conscientes de que tienen un problema de visión. Existen algunos síntomas y señales a los que los padres deben prestar especial atención.
Los niños pueden no saber cómo decirte que tienen un problema en sus ojos, es posible incluso que no sean conscientes de ello. Sin embargo, puedes deducir que algo no va bien a través de su comportamiento: si, por ejemplo, sujetan los objetos muy cerca de sus ojos o se sientan muy cerca de la televisión, si se frotan los ojos constantemente, se quejan de dolores de cabeza o presenten legañas pegajosas.
Si su hijo tiene dificultades para ver la pizarra en el colegio, o se sienta muy cerca del televisor, es probable que tenga problemas para enfocar objetos a distancia.
Tu hijo tendrá dificultades para enfocar los objetos que están cerca y, probablemente, se quejará de dolores de cabeza, fatiga ocular derivados de los esfuerzos que tiene que hacer para ver mejor.
Si tu hijo tiene estrabismo o párpados caídos, es posible que tenga ojo vago. Los exámenes periódicos de la vista garantizarán el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado.
Cuando un niño padece estrabismo, uno de sus ojos mira al frente mientras que, el otro, se tuerce hacia otro lado. Si se detecta a tiempo, usar un parche durante un tiempo puede ayudar a corregir el problema.
Si tu hijo tiene los ojos rojos, lagrimea constantemente, tiene los párpados hinchados o se despierta con legañas amarillas pegadas a las pestañas, es posible que tenga conjuntivitis.