El síndrome del ojo seco o la queraconjuntivis seca, es una causa común de irritación ocular.
Aunque es una afección que puede aparecer a cualquier edad, suele ser más frecuente en personas mayores, ya que las glándulas lacrimales se vuelven menos productivas con la edad.
¿Qué es el síndrome de ojo seco? Al parpadear, cada párpado extiende una película lacrimal en la parte frontal de los ojos, manteniéndolos lubricados. Los ojos se secan cuando existe un problema con la película lacrimal. El síndrome del ojo seco no ocasiona daños permanentes en la vista.
Por lo general, es un problema que afecta a los dos ojos. Además de la sensación de sequedad, puede ocasionar enrojecimiento e irritación, sensación de quemazón o de tener arenilla en el interior del ojo. En algunas ocasiones, quienes lo padecen presentan un ligero desenfoque de la visión o sensibilidad a la luz. A veces, también, sienten que los párpados se les queden pegados al despertar. Los usuarios de lentes de contacto pueden sentir una gran incomodidad cuando padecen ojo seco.
Determinados factores favorecen la aparición del síndrome del ojo seco.
El síndrome del ojo seco puede ser tratado con lágrimas artificiales (gotas o gel) o crema para los ojos. En la farmacia existen multitud de soluciones para combatir el ojo seco y, aunque pueden conseguirse sin receta, es recomendable consultar con un especialista de la visión antes de empezar a usar alguno de ellos. Los usuarios de lentes de contacto deben usar productos compatibles para las mismas.
Estos medicamentos sin receta suelen resolver los problemas de ojos seco en, aproximadamente, una semana y, normalmente, no presentan complicaciones. Si los síntomas persisten, es recomendable ir al médico o consultar con un profesional de la visión para comprobar que esta molestia no es síntoma de un problema serio.